Autora.

Sandra M. Trujillo. Psicóloga. Master en Terapia Familiar. Psicoterapeuta familiar y de parejas.

Fundaterapia, Bogotá.

En esta época convulsa de confinamiento por el Covid19, han aparecido problemas a solucionar que antes no teníamos, y menos imaginábamos que tendríamos que abordar. Entre otros problemas encontramos los que atañen a la pareja por la sobre exigencia de nuevos roles, y también por los cambios que requieren de adaptación al afrontar la cuarentena. Los cambios producen tensión en la relación, sobreviniendo crisis o agudizando conflictos que ya existían en la relación antes del confinamiento.

Para hablar de redescubrir a la pareja es necesario definirla, y para ello resulta interesante la definición que de pareja hacen Campo y Linares (2002),[1] “Dos personas procedentes de familias distintas, que deciden vincularse afectivamente para compartir un proyecto común, lo que incluye apoyarse y ofrecerse cosas importantes mutuamente, en un espacio propio que excluye a otros pero que interactúa con el entorno social”.

En ese compartir y apoyarse surgen características importantes que se combinan conformando la estructura relacional de la pareja.  La jerarquía -influencia o manejo del poder-, la cohesión -forma de unión emocional-, y la adaptabilidad -capacidad de modificar y ajustarse-.  La pregunta habitual es ¿Cómo se reconoce o, cómo es una pareja “normal” o funcional? La respuesta es que, una pareja funcional es aquella que tiene capacidad para resolver conflictos, se nutre relacionalmente, posee una jerarquía equilibrada, una cohesión centrada, una adaptabilidad flexible, y tiene una mitología rica y variada tanto individual como en pareja.

En las parejas el confinamiento ha generado que ambos se sientan vulnerables, que los errores menores se vuelvan grandes batallas, y se generen crisis. Quienes han disfrutado de una vida muy ocupada e independiente, de repente tienen que vivir juntos en un momento de mucha ansiedad, y no se resisten mutuamente. En la cotidianidad aparecen altercados y malos entendidos por asuntos que parecen triviales, que tienen su origen en no tener suficiente espacio y sentirse abrumados con muchas cosas a la vez. Se pelean por quién debe ocuparse de los niños, cúal reunión y de quién es más important. Se interrumpen sin querer en medio de una conferencia telefónica, se quejan las mujeres de que sus maridos les dan órdenes como si estuvieran en la oficina, y los esposos de que no se les respetan sus horarios de trabajo.

 ¿ Y que se puede hacer?

Hay que entender que ante las crisis las personas reaccionan distinto, y este confinamiento es una situación atípica. Esto hace que emerjan tristeza, ansiedad, e irritabilidad, y es necesario comprender el contexto en el que se encuentra cada quien. No juzgue.

El trabajo en casa. Cumpla con horarios, estos dan estabilidad y será más eficiente. Coordine bien los tiempos para cada reunión sin sobrecargarse. Si realizaban actividades independientes, con el aislamiento deberán hacer eso bajo la mirada del otro. Para la mayoría no será un problema, pero hay quienes sufrirán de más porque ocultan cosas a su pareja (glotonería, adicciones, etc.). No hay que darles larga a esos secretos. Hay que confesar, o abandonar las practicas inconfesables.

No hay que dejar crecer los problemas. Soluciónelos cuando ambos tengan la capacidad de comunicarse asertivamente, no es recomendable hacerlo con rabia. Evite conflictos innecesarios.

Autocuidado. No hay que pensar que como está en casa, puede permanecer en pijama o ropa deportiva. Descuidar la apariencia física, impedirá la atracción de la pareja. Además estar atractiva o atractivo, ayuda a subir la autoestima y a tener una sensación de bienestar.

Sexualidad. Está bien cuchichearse, coquetearse y expresar lo que hace tiempo no se decían, como por ejemplo “me hacías falta”. Pongan en práctica rituales para los que usualmente no hay tiempo, como una noche de velas. En pareja decidan si quieren tener relaciones sexuales.

Actividad física. Mantenerse físicamente activo durante el aislamiento es fundamental. Está comprobado que el ejercicio protege la salud mental y ayuda a prevenir enfermedades. Es bueno motivar a la pareja para hacer ejercicio juntos, sin obligar al otro, mínimo 30 minutos diarios.

Nuevas normas de convivencia. Las parejas tendrán que reorganizar las tareas y actividades del hogar, lo mejor es dividir de manera equilibrada quién lava la ropa, quién tiende la cama, etc. Deben ser flexibles en la repartición de labores, donde cada uno se sienta cómodo con su responsabilidad.

Cambiar el discurso. Es primordial ser creativos para encontrar nuevos temas de conversación. Hay que salir de la rutina de hablar acerca de las necesidades del hogar, o de los hijos, o de lo que está sucediendo actualmente a nivel mundial.  Compartir tanto tiempo juntos permite hablar de temas diferentes. Es estimulante recordar los viajes especiales, los momentos jocosos, así como hablar de sueños que aún no se han cumplido.

Tiempo de esparcimiento. Ver películas, series, inventar recetas culinarias, escuchar música y,  por que no bailar una pieza. Se puede  aprovechar el tiempo y la compañía, para organizar las fotos de los viajes y de los momentos especiales.

No decida nada en este tiempo. Esta situación tendrá que terminar y volveremos a nuestras rutinas poco a poco, se pueden arrepentir más adelante de la decisión que tomaron en caliente. Algunas parejas iniciaron el confinamiento en crisis, otras con estabilidad y, otras sin tener claridad de como estaba la relación. La nueva situación evidencia fortalezas y debilidades de la dinámica de la pareja.

Exprese emociones asertivamente. Valore y reconozca lo que hace su pareja, no lo critique ni lo corrija porque no hace como a usted le gusta. Tenga en cuenta el esfuerzo que puede haber en cualquier actividad, y hágale saber lo bueno de su iniciativa. Si tiene alguna queja exprésela haciendo propuestas o generando alternativas para corregir, no juzgando ni dando ordenes.

Tenga presente que en algún momento de crisis tendrá que hacer contención y/o prestar ayuda empática a su pareja. Si identifica que definitivamente desea separarse, no es el momento para comunicarlo, ya que, en esta situación no pueden empezar a gestionar el divorcio. Haga un ejercicio de auto-reflexión, y puede iniciar el duelo si es necesario con acompañamiento terapéutico, la tele psicología en la cuarentena es la opción más adecuada.

¿Y en el día a día, que se debe evitar?

Hacer preguntas que denoten control. ¿Qué estás haciendo?, ¿A qué hora te vas a levantar?, En otras circunstancias pueden ser preguntas válidas, pero no son útiles en una convivencia de 24 horas.

Irrespetar la privacidad. Puede sentir curiosidad de ojear los mensajes de texto, el celular, o los correos electrónicos de su pareja. No lo haga.

Fisgonear a la pareja cuando hace ejercicio o cualquier actividad no habitual. No critique si lo está haciendo bien o no, no se ría de sus movimientos, no desvalorice sus gustos, ni cuestione sus practicas nuevas.

Si tiene una rutina de alimentación diferente a la de su cónyuge, no caiga en el error de hacer seguimiento de su consumo de galguerías, dulces o gaseosas.

Si durante años no ha tenido una opinión sobre ciertos asuntos del hogar, como por ejemplo la disposición de los cajones de la cocina o el lavado de ropa, la cuarentena no es el momento para cuestionar a su pareja por estos asuntos.

Evite querer organizar o controlar las rutinas de su pareja. Facilite que el otro establezca su rutina solo y respete la formula que haya elegido.

Solo por hoy. Intente no proyectarse más allá del día a día, ver cómo se aprende de la situación y de las reacciones de la pareja.

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[1] Campo, C.; Linares, JL (2002). Sobrevivir a  la pareja. Problemas y soluciones. Barcelona. Planeta.